¿Cómo crear un fondo de emergencia que también impulse el crecimiento?
Los fondos de emergencias están pensados para dar solidez a las finanzas personales. Sin embargo, también podemos utilizarlos como trampolín para nuevos ingresos si los gestionamos adecuadamente. Pero ¿cómo hacerlo sin caer en el error de gastar o comprometer esta reserva?
¿Por qué hacer un fondo de emergencia?
Al pensar la estructura de las finanzas personales, el ítem fondo de emergencia a menudo suele ser obviado. Algunos tal vez lo hacen bajo la engañosa percepción de que al tratarse de una reserva es un dinero al que no se le saca provecho. Otros sencillamente porque imaginarse bajo circunstancias no deseadas en el futuro les resulta demasiado incómodo o lejano como para hacer anticipadamente algo al respecto.
Pero seamos honestos: algunas cosas están bajo nuestro control y otras no. Aún cuando hagamos las cosas bien puede haber circunstancias ajenas a nosotros que afecten nuestras finanzas. Y cuando eso sucede, es mejor estar preparados.
¿Qué es y cómo se crea un fondo de emergencia?
Un fondo de emergencia puede ser definido como una reserva de dinero destinada a cubrir gastos imprevistos o problemas financieros que se puedan presentar a futuro. Es decir, es un dinero para ser utilizado sólo bajo circunstancias desfavorables y especiales.
A la hora de crearlo debemos considerar distintas variantes en su conformación. La moneda en que vamos a tener ese dinero es una de ellas. En Argentina, podemos pensar en hacerlo en pesos o en dólares por ejemplo. También debemos pensar en el lugar dónde vamos a tener ese dinero: en nuestra casa, en cuenta de banco, financiera, caja de seguridad, etc. Si vamos a utilizar algún instrumento financiero (siempre de bajo riesgo) para que no pierda su valor real es otro aspecto a tener en cuenta.
Pero como base, primero deberíamos pensar cuánto dinero sería apropiado que tenga nuestro fondo. Acá no estamos hablando tanto de cuánto podemos destinar bajo nuestras circunstancias actuales sino cuál es la cifra que creemos que debe alcanzar el fondo para poder estar tranquilos.
Un criterio bastante aceptado para determinar esta cantidad es utilizar como base del cálculo lo que gastamos mensualmente y multiplicarlo por la cantidad de meses que a nuestro entender deberían estar cubiertos ante una eventual ausencia de ingresos.
En este sentido, y si bien depende de cada persona, un esquema de fondo de emergencia que busque tener buen margen de cobertura no debería estar constituido por menos del equivalente a un año de gastos.
Considerando esto y a los fines de visualizar el armado y evolución que puede tener nuestro fondo, vamos a suponer que no contamos con el capital suficiente para alcanzar esa cifra. No obstante, sí estamos en condiciones de comenzar con el equivalente a seis meses de gastos y desde ahí nos planteamos generar las condiciones necesarias para que se incremente hasta alcanzar el objetivo de cobertura anual.
Precisamente desde este planteo consideramos dos elementos necesarios para que el fondo de emergencia alcance el objetivo y también pueda convertirse en impulso del crecimiento financiero sin caer en el error de comprometerlo ni gastar nada de él. Estos elementos son el incremento y los excedentes.
¿Cómo hacer que sea un trampolín para generar nuevos ingresos?
Una vez que determinamos la cifra inicial para comenzar nuestro fondo, podríamos pensar en dejar un porcentaje líquido (recordemos que cuando hablamos de liquidez en finanzas nos referimos a dinero dsiponible). Mientras tanto, al resto lo tendríamos en algún tipo de instrumento o inversión financiera de bajo riesgo que haga que el dinero no pierda valor real frente a la inflación y que pueda estar disponible en un plazo razonable para poder, si las circunstancias lo ameritan, cumplir con el objetivo para el que fue pensado.
Dicho esto, veamos en cifras la configuración de nuestro fondo de emergencia inicial suponiendo que nuestros gastos mensuales promedio son de $ 300.000.
Fondo de emergencia Inicial:
Billetera Virtual: $ 600.000
Plazo Fijo Tradicional en Pesos (con vencimiento y renovación de capital + intereses a 30 dias): $ 1.200.000
Como vemos, el monto inicial de nuestro fondo es equivalente a seis meses de gastos ($ 1.800.000).
El equivalente a dos ($ 600.000), lo depositamos en una o varias billeteras virtuales. Los más cómodo sería hacerlo en una, pero algunas tienen establecidos límites a los depósitos o sólo ofrecen ganancias de intereses hasta cierto monto. Por eso, tal vez debamos vernos en la necesidad o conveniencia de usar más de una. Recordemos también que las billeteras virtuales suelen ofrecer tasas por debajo de la inflación y menores a las ofrecidas por los plazos fijos de los bancos (Ver cotizaciones de tasas de billeteras y plazo fijo).
Dicho esto, aparentemente estaríamos perdiendo valor real al tener la plata en ellas. Sin embargo, dado que es un dinero que no pensamos retirar de la billetera a menos que se trate realmente de una emergencia, estaría generando intereses diarios de forma compuesta. Si la tasa nominal anual (TNA) es de 110% por ejemplo, estaría dándonos un tasa efectiva anual (TEA) de casi 200% con intereses compuestos. Y ese seguramente ya es otro número para poder confrontarlo con la inflación.
Por otro lado, y lo esencial para esta porción del fondo de emergencia, es que al estar en billeteras virtuales tiene la ventaja de estar disponible para utilizarlo si se presenta una situación de emergencia urgente.
Caso distinto ocurre con el resto del dinero que depositamos en plazo fijo y que, recordemos, es equivalente a cuatro meses de gastos ($1.200.000).
De precisarlo, debemos esperar a la fecha de vencimiento del plazo fijo. Considerando esto, y para maximizarlo con el efecto del interés compuesto, lo efectuamos al menor plazo posible estipulado para este tipo de depósitos (que es de 30 días) y lo vamos renovando sucesivamente.
Configurado de esta manera, nuestro fondo no sólo nos estaría dando cobertura por un semestre, sino que debería incrementarse con el pasar del tiempo gracias a los beneficios del interés compuesto.
Entendido esto, podemos ir haciendo aportes adicionales o dejar que con esta sola estrategia el fondo alcance el monto equivalente a un año de cobertura. Por supuesto que deberemos prestar atención e ir haciendo los ajustes correspondientes, ya sea respecto a la inflación o si hemos incorporado nuevos gastos mensuales para que el fondo no merme su valor.
Una vez alcanzado el objetivo de cobertura anual y siendo rigurosos en mantenerlo, estaríamos también en condiciones de dar impulso extra a nuestros ingresos destinando los excedentes (sólo los excedentes) a nuevas inversiones.
De esta manera, y siempre teniendo en cuenta no gastar ni utilizar recursos de inversión riesgosos que puedan comprometer el fondo de emergencia, podemos gozar de la tranquilidad de estar respaldados ante circunstancias adversas al mismo tiempo que crecemos financieramente con el uso de sus excedentes.